jueves, 16 de abril de 2009

Obispos, aborto, anticonceptivos y castidad.

Yo no soy partidario del aborto como 'medio' de control reproductivo, al fin y al cabo, nadie que trabaje en la Sanidad lo llegará a ver como 'la mejor de las soluciones' al problema de la Educación Sexual y Reproductiva, sino como 'un mal menor' y una medida 'ultimísima', porque supone el último peldaño en la escalera de opciones y el fracaso de todos los escalones anteriores. Pero, como progresista y socialdemócrata, creo que las mujeres deben tener derecho a decidir sobre su cuerpo y elegir de entre las distintas opciones que se les ofrecen.

La Iglesia y el PP opinan que los embriones humanos son personas con derechos. Es una opinión, su opinión. Y esa opinión suya quieren imponerla a la sociedad como si fuera una verdad absoluta y por eso vuelven a la calle.

Suele ocurrir que la Iglesia se moviliza contra leyes que dan opciones a la sociedad. La ley del divorcio permite divorciarse (no obliga a nadie), la ley del aborto permite abortar (no obliga a nadie), la ley de educación permite no estudiar religión (no obliga a nadie), etcétera. Leyes que permiten elegir entre las opciones, pero que no obligan a escoger una u otra opción, ni tan siquiera obligan a escoger, sólo dan opciones.

La jeraquía católica no quiere que los ciudadanos tengan opciones, que puedan elegir. Sólo les vale una versión de la realidad, su versión. A eso se le llama absolutismo.

La actual campaña de la Conferencia Episcopal contra los linces y las mujeres que abortan pone de relieve el patético deterioro de la formación intelectual del clero, que si bien nunca ha sobresalido por su nivel científico, al menos en el pasado era capaz de distinguir el ser en potencia del ser en acto. ¿Dónde quedó la teología escolástica del siglo XIII, que incorporó esas nociones aristotélicas? ¿Qué fue de la sutileza de los cardenales renacentistas? La imagen de deslavazada charlatanería y de enfermiza obsesión antisexual que ofrecen los pronunciamientos de la jerarquía católica no sólo choca con la ciencia y la racionalidad, sino que incluso carece de base o precedente alguno en las enseñanzas que los Evangelios atribuyen a Jesús.

La campaña episcopal se basa en el burdo sofisma de confundir un embrión (o incluso una célula madre) con un hombre. Por eso dicen que abortar es matar a un hombre, cometer un homicidio. El aborto está permitido y liberalizado en Estados Unidos, Francia, Italia, Portugal, Japón, India, China y en tantos otros países en los que el homicidio está prohibido. ¿Será verdad que todos ellos caen en la flagrante contradicción de prohibir y permitir al mismo tiempo el homicidio, como pretenden los agitadores religiosos, o será más bien que el aborto no tiene nada que ver con el homicidio? De hecho, el único motivo para prohibir el aborto es el fundamentalismo religioso. Ninguna otra razón moral, médica, filosófica ni política avala tal proscripción. Donde la Iglesia católica (o el islamismo) no es prepotente y dominante, el aborto está permitido, al menos durante las primeras semanas (14, de promedio).

Una bellota no es un roble. Los cerdos de Jabugo se alimentan de bellotas, no de robles. Y un cajón de bellotas no constituye un robledo. Un roble es un árbol, mientras que una bellota no es un árbol, sino sólo una semilla. Por eso la prohibición de talar los robles no implica la prohibición de recoger sus frutos. Entre el zigoto originario, la bellota y el roble hay una continuidad genealógica celular: la bellota y el roble se han formado mediante sucesivas divisiones celulares (por mitosis) a partir del mismo zigoto. El zigoto, la bellota y el roble constituyen distintas etapas de un mismo organismo. Es lo que Aristóteles expresaba diciendo que la bellota no es un roble de verdad, un roble en acto, sino sólo un roble en potencia, algo que, sin ser un roble, podría llegar a serlo. Una oruga no es una mariposa. Una oruga se arrastra por el suelo, come hojas, carece de alas, no se parece nada a una mariposa ni tiene las propiedades típicas de las mariposas. Incluso hay a quien le encantan las mariposas, pero le dan asco las orugas. Sin embargo, una oruga es una mariposa en potencia.

Cuando el espermatozoide de un hombre fecunda el óvulo maduro de una mujer y los núcleos haploides de ambos gametos se funden para formar un nuevo núcleo diploide, se forma un zigoto que (en circunstancias favorables) puede convertirse en el inicio de un linaje celular humano, de un organismo que pasa por sus diversas etapas de mórula, blástula, embrión, feto y, finalmente, hombre o mujer en acto. Aunque sean estadios (etapas) de un desarrollo orgánico sucesivo, el zigoto no es una blástula, y el embrión no es un hombre.

Un embrión es un conglomerado celular del tamaño y peso de un renacuajo o una bellota, que vive en un medio líquido y es incapaz por sí mismo de ingerir alimentos, respirar o excretar -no digamos ya de sentir o pensar-, por lo que sólo pervive como parásito interno de su madre, a través de cuyo sistema sanguíneo come, respira y excreta. Este parásito encierra la potencialidad de desarrollarse durante meses hasta llegar a convertirse en un hombre. Es un milagro maravilloso, y la mujer en cuyo seno se produzca puede sentirse realizada y satisfecha. Pero en definitiva es a ella a quien corresponde decidir si es el momento oportuno para realizar milagros en su vientre.

El niño es un anciano en potencia, pero un niño no tiene derecho a la jubilación. Un hombre vivo es un cadáver en potencia, pero no es lo mismo enterrar a un hombre vivo que a un cadáver. A los vegetarianos, a los que les está prohibido comer carne, se les permite comer huevos, porque los huevos no son gallinas, aunque tengan la potencialidad de llegar a serlas.

Un embrión no es un hombre, y por tanto eliminar un embrión no es matar a un hombre. El aborto no es un homicidio. Y el uso de células madre en la investigación, tampoco.

Otra falacia consiste en decir que, si los padres de Beethoven hubieran abortado, no habría habido Quinta Sinfonía, y si nuestros padres hubieran abortado el embrión del que surgimos, ahora no existiríamos. Pero si los padres de Beethoven y los nuestros hubieran sido castos, tampoco habría Quinta Sinfonía y tampoco existiríamos nosotros. Si esto es un argumento para prohibir el aborto, también lo es para prohibir la castidad. Pero tanta prohibición supongo que resultaría excesiva incluso para la Iglesia católica. Una de sus múltiples contradicciones estriba en que impone un natalismo salvaje a los demás, mientras a sus propios sacerdotes y monjas les exige el celibato y la castidad absoluta.

Desde luego, la contracepción es mucho mejor que el aborto, pero la Iglesia la prohíbe también (siguiendo en ambos casos al ex-maniqueo Agustín de Hipona, y no a Jesús). Tanto el anterior papa Wojtyla (Juan Pablo II) como el actual papa Ratzinger (Benedicto XVI) se han dedicado a viajar por África y Latinoamérica despotricando contra los preservativos y el aborto, lo que equivale a promover el sida y la miseria. En cualquier caso, la contracepción puede fallar. A veces el embarazo imprevisto será una sorpresa muy agradable. Otras veces, llevarlo a término supondría partir por la mitad la vida de una mujer, arruinar su carrera profesional o incluso traer al mundo un subnormal profundo (y no me refiero a un pobre enfermo con retraso mental, sino a un tonto de los cojones) o un vegetal humano descerebrado. Sólo a la mujer implicada le es dado juzgar esas graves circunstancias, y no a la caterva arrogante de prelados, jueces, médicos y burócratas empeñados en decidir por ella.

El aborto es un trauma. Ninguna mujer lo practica por gusto, o a la ligera. Pero la procreación y la maternidad son algo demasiado importante como para dejarlo al albur de un descuido o una violación. El aborto, como el divorcio o los bomberos, se inventó para cuando las cosas fallan.

Muchas parejas anhelan tener hijos, muchas mujeres desean quedar embarazadas y esperan con ilusión el nacimiento de la criatura. El infante querido y deseado suele estar bien alimentado y educado, colmado de cariño y estimulación y (salvo raro defecto genético) su cerebro se desarrolla bien. Por desgracia, el mundo está lleno de madres violadas o forzadas y de niños no deseados, abandonados a la mendicidad y la delincuencia, famélicos, con los cerebros malformados por la carencia alimentaria y la falta de estímulos, carne de cañón de guerrillas crueles y explotaciones prematuras. La jerarquía eclesiástica se ensaña con esas mujeres desgraciadas.

El cardenal nicaragüense Obando y Bravo se opuso al aborto terapéutico de una niña de nueve años, violada, enferma y con su vida en peligro... Hace un par de años, la Iglesia de Nicaragua acabó apoyando políticamente al dictador Daniel Ortega a cambio de que éste prohibiese definitivamente el aborto terapéutico... Hace unas semanas el arzobispo Cardoso ha excomulgado en Brasil a la madre de otra niña de nueve años violada por su padrastro y en peligro de muerte por su embarazo doble, así como a los médicos que efectuaron el aborto... En 2007 se hizo famoso el caso de Miss D, una irlandesa de 17 años embarazada con un feto con anencefalia, es decir, sin cerebro ni parte del cráneo, condenado a ser un niño vegetativo, ciego, sordo, irremediablemente inconsciente, incapaz de percibir, pensar ni sentir nada, ni siquiera dolor. Las autoridades impidieron que Miss D fuera a Inglaterra a abortar, aunque más tarde los tribunales anularon la prohibición. Los grupos católicos fanáticos presionan para que se impida a las irlandesas que viajen a Inglaterra a abortar, lo que choca con la legislación comunitaria, que garantiza la libertad de movimientos en la UE.

En España misma, el año pasado, una mujer preñada de un feto con holoprosencefalia, condenado a morir al nacer o a vivir como vegetal, tuvo que ir a Francia a abortar. El derecho a abortar es para muchas mujeres más importante que el derecho a votar en las elecciones, y ha de serles reconocido incluso por aquellos que personalmente jamás abortarían. En 1985 se aprobó la reforma del Código Penal para cumplir a medias y mal el programa electoral del PSOE. Desde entonces, tanto los Gobiernos de Felipe González como de Zapatero se han dedicado a marear la perdiz, diciendo que no era el momento oportuno y que había que esperar a que los obispos dejasen de vociferar. Pero los obispos nunca van a dejar de vociferar. Después de 24 años de remilgos, espero que los socialistas se decidan finalmente a liberalizar el aborto dentro de las primeras semanas del embarazo. Tampoco hace falta ser tan progre para ello. Margaret Thatcher, que de progre tenía bien poco, lo tenía ya perfectamente asumido hace 30 años.


10 comentarios:

  1. http://elenavalenciano.com/2009/03/18/hipocresia-y-mentiras/

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  2. Extracto de la entrevista a Mar Granda (Asociación de Católicas por el Derecho a Decidir), por Rafael J. Álvarez. El Mundo

    "La campaña de la iglesia es un insulto"

    Desde una esquina de la mesa feminista de ayer, Mar Granda lo miraba todo: a sus compañeras y a los periodistas. Está poco acostumbrada a los medios, pero llevaba bajo el brazo una revista de Católicas por el Derecho a Decidir, un movimiento "autónomo" dentro de la Iglesia que reúne a decenas de miles de personas. En España, parecen herederas de aquellos curas y cristianos de base que en los 80 firmaron manifiestos por la legalización del aborto.

    Pregunta.- ¿Por qué cree usted que es cristiano defender el derecho al aborto?

    Respuesta.- Porque el Evangelio promueve la libertad de conciencia, el derecho a decidir. Dios está en la conciencia de la persona y dice que nadie tiene derecho a juzgarla.

    P.- Pero muchos católicos sustentan su oposición al aborto precisamente en su creencia en Dios.

    R.- El Evangelio está a favor de la vida. Pero, ¿qué es vida? ¿Es vida que un niño nazca en condiciones infrahumanas? ¿Es vida que los curas castrenses bendigan las armas y las guerras? ¿Es vida prohibir el preservativo en África en poblados llenos de viejos y niños porque sus padres murieron por sida? También hay que proteger la vida del nacido y no veo a la jerarquía de la Iglesia en ninguno de esos frentes. La regulación del aborto es un derecho para quien quiera ejercerlo; nadie obliga a nadie a abortar. Es una decisión de cada uno y Dios eso lo respeta.

    P.- ¿Cómo ve una católica a favor de la regulación del aborto la campaña de la Iglesia?

    R.- Me parece una vergüenza. Hacer campañas con niños nacidos, con un bebé que podría estar a punto de ir a la guardería es un insulto. Es pura y dura doble moral. Es algo demagógico y pernicioso. Me pregunto por qué la jerarquía de la Iglesia insiste en meterse en políticas públicas que afectan a gente que no es creyente.

    P.- ¿Y hay muchos cristianos que piensan como usted?

    R.- No los he contado, pero desde la Iglesia de base, desde los movimientos cristianos que luchan por la justicia social, el ejercicio de poder que muestra la jerarquía eclesiástica, nos parece esquizofrénico. Dicen sí a la vida, pero niegan el preservativo. Dicen sí a la vida pero callan ante las guerras. ¿Por qué no hace la Iglesia una campaña para defender a los niños de la calle? Es evidente que en la cúpula eclesial se vive una esquizofrenia, hay poca salud mental.

    P.- Hablando de niños, ¿cómo afronta el cristianismo de base los llamados bebés medicamento?

    R.- Como madre y católica, apoyo la selección de embriones para curar a un hermano. ¡Ese niño está creado por el amor! La ciencia está al servicio de la Humanidad, pero en la Iglesia parece que algunos quieren volver a condenar a Galileo.

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    C. lupus

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  3. No se lo digas a mamá



    Mariló Montero es periodista, esposa (de Carlos Herrera, también periodista) y madre (de una adolescente).

    Es por esta última faceta por lo que más capacitada la veo para decir lo que ha escrito en este magnífico artículo.



    No se lo digas a mamá - DIARIO DE SEVILLA - 21/03/09

    Mariló Montero



    Me gustaría saber la identidad de los nueve expertos en los que la ministra Bibiana Aído se escuda para defender que una niña de dieciséis años puede abortar sin consultar con sus padres. Me gustaría saber de qué son expertos y si son padres y madres. Me gustaría saber en qué se fundamentan para decir que dejar tan dramática decisión en manos de una adolescente aterrada es lo mejor para ella. Me gustaría saber si se han parado a pensar que esa criatura, tras mantener una relación sexual precipitada, va a empezar a sufrir lo que la literatura científica ya ha diagnosticado ante un aborto.

    El síndrome de aborto reúne quince síntomas psicológicos que van desde la angustia al sentimiento de culpabilidad, la ansiedad, los terrores nocturnos, la depresión, los trastornos de alimentación o de la vida sexual. Síntomas que pueden llegar a aparecer, dicen los psicólogos de la Asociación de Víctimas del Aborto, incluso años después de haber abortado. Me gustaría saber con qué valor lanza la joven ministra Aído, con una sonrisa, como quien anuncia un anticonceptivo novedoso, que una niña de dieciséis años está tan capacitada para abortar como para casarse.

    Una niña de dieciséis años no está capacitada para abortar ni para casarse, por mucho que se esté normalizando lo que son parches en la vida. Una cosa es que lo haga y otra bien distinta la sacudida que la vida le da a una adolescente casada, quien sale adelante gracias a los apoyos de la familia. Me gustaría saber quién le va a informar a una adolescente de dieciséis años de que si se queda preñada puede abortar sin decírselo a los padres y también en quién se va a apoyar ante semejante circunstancia. ¿En la mamá-administración, o en su mejor amiga, con la que intercambia los vaqueros e inventa en su habitación coreografías de Beyoncé? Me gustaría saber si esos expertos conocen lo que es ser padres y las complicaciones a las que nos enfrentamos para conquistar la confianza de nuestros hijos en la difícil adolescencia.

    Me gustaría saber el protocolo de actuación que se llevará a cabo cuando una niña de dieciséis años acuda al centro para abortar y cómo será tratada. Me gustaría saber qué pretenden con esta propuesta de ley, que autoriza a que se rompa la confianza entre hijos y padres. Y me gustaría saber qué se pretende de los padres el día que nuestra hija decidiera abortar en soledad. ¿La recibimos con un aplauso? ¿Le damos sopa caliente? ¿Le preguntamos si llegó a ponerle nombre? ¿O quién habría sido el padre? ¿Debemos obviar el tema, o celebrarlo con una barbacoa? ¿Trae esas instrucciones la nueva reforma de la ley del aborto? Una cuestión más: ¿meterán en la cárcel a una madre que le discuta esa decisión a su hija adolescente? O es la ley del "no se lo digas a mamá porque no la necesitas". Señorita Aído, me gustaría saber si mi hija ha abortado sola. Porque soy su madre.

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  4. Ese artículo es puro sensacionalismo y demagogia, me da vergüenza hasta releerlo. Si ya se pone en el mismo plano el lanzamiento de un anticonceptivo (un fármaco) y la reforma de la ley del aborto (una ley), el resto del artículo no deja de ser irrisorio y casi malintencionado. Esta señora ejerce su libertad de expresión casi rayando en el proselitismo.

    El protocolo es claro:
    1- Se realiza una exploración gineco-obstétrica completa, analítica y valoración médica.
    2- Se informa de las opciones que la gestante tiene a su disposición: IVE, adopción, gestación. Se hace una promoción de la maternidad: se explican las ayudas gubernamentales y regionales en materia de gestación y adopción, se explica todo al detalle.
    3- Se informa a la paciente de los riesgos y consecuencias de la IVE. Si algún hallazgo en el punto 1 aconseja no realizar la IVE, demorarla o realizar un estudio médico más exhaustivo, no se lleva a cabo la IVE.
    4- Se valora si la paciente ha entendido todo y si comprende el alcance de las distintas actuaciones.

    Todo muy clarito. Lo de "dar sopas, aplausos" y demás, se lo dejamos a los "desinteresados" grupos antiabortistas, esos mismos a los que la ralidad de los más desfavorecidos y los que no les entra en al cabeza que cada mujer es independiente para tomar decisiones, y esos mismos que no comprenden ni tienen en cuenta los posibles errores que puedan ocurrir en la sana y adulta conducta de la sexualidad.

    Los médicos trabajamos en lo nuestro, y no hacemos sensacionalismo respecto a las demás profesiones. Un poco de RESPETO y de CORDURA, por favor!!! Y un poco más de valentía al publicar los comentarios.
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    C. lupus

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  5. que pasa no vas a respetar lo que pienso, el articulo aparte de dejar claro que esta contra el aborto, deja mas claro aun que lo que se fomenta con este gorbieno chupiguay liberal y demas es que se fomente que una niña, repito niña de 16 años, haga cosas a escondidas de sus padres (fomenta mucho la relacion padres-hijos), no puede votar pero puede ir abortar
    es muuuuuuuuuu fuerteeeeeeeeeeeeee

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  6. un momento, no te confundas.
    yo respeto tu persona y tus ideas, ¿acaso tú no respetas las mías? ¿Es que no comprendes que haya gente que pueda pensar distinto a ti y mantener esas ideas contrarias a las tuyas, vengas tú o vengan cientos a discriminarlas?

    aprende debatir con educación y respeto en un marco donde los distintos interlocutores tienen su propio posicionamiento, y sin demonizar el de los demás:
    http://psoelorqui.blogspot.com/2009/03/fabula-del-lince-y-el-obispo.html

    por cierto, aprende a leer también; yo critiqué el artículo de mariló montero... por tanto, a menos que seas la autora, no sé a cuento de qué dices si es que no respeto lo que tú piensas.
    --
    C. lupus

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  7. Si se legaliza el aborto...ABORTARA MUCHA MÁS GENTE.

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  8. Si se legaliza el consumo de melocotones en almíbar con nata y caramelo la vía pública... CONSUMIRÁN MELOCOTONES EN ALMÍBAR CON NATA Y CARAMELO EN LA VÍA PÚBLICA MUCHA MÁS GENTE.

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  9. Qué idioteces se pueden llegar a leer...

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  10. Usted es un doctor, debería saber perfectamente donde comienza la vida. Que el embrión es un ser humano no es una "opinión", es un hecho científico irrefutable. ¿Que opciones se le da a un no nacido que va a ser abortado? La madre, la madre, la madre... ¿Y lo que hay en el vientre es un marsupial?
    Una cosa más: dentro de una democracia y una sociedad con leyes, todos tienen derech a alzar su voz y elegir el país en el que desean vivir, en ese sentido no hay NADA de reprochable que los obispos se manifiesten contrarios al aborto y salgan a las calles.

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